EL MITO DEL VAMPIRO
Resulta altamente complicado establecer el momento justo en que el mito del vampiro nace. Su
nombre es de orígen eslavo y viene dado por una mezcla de los vocablos que significan lobo,
succionador y ser volador. Este ser denominado comúnmente como muerto viviente o mejor dicho,
no muerto, es un ente condenado a vagar eternamente por las sombras en una búsqueda incansable
de la sangre de los vivos. Aquí hace aparición este elemento como símbolo de la energía vital tan
presente en todas las culturas y capaz, según la leyenda, de mantener con vida a un monstruo de
estas características. En casi todas las civilizaciones, dentro de las creencias mitológicas,
observamos que el vampiro tiene una relevancia destacable y su presencia dentro del folclore es
innegable. Pero no imaginemos al Nosferatu como un ser bello que irradia atractivo sexual en torno
a él, al contrario amigos, éste succionador de energía vital es presentado con un aspecto aterrador y
horrendo, diabólico si lo preferimos. El vampiro como ideal de belleza e icono de la ambigüedad
sexual no es más que fruto de novelistas de infinita genialidad como Bram Stocker o Anne Rice,
entre otros, y que han clavado en nuestra mente colectiva esta concepción como si de una gran
estaca afilada se tratase. Y, por supuesto, la gran industria del cine ha propiciado finalmente que
esta percepción quede totalmente asentada.
A grandes rasgos, los relatos, así como, las descripciones sobre estos seres son semejantes. Sin
embargo, cada región y cada creencia dota a este depredador de ciertas originalidades. He aquí
algunos ejemplos:
En la mitología griega podemos encontrar a Lamia, una mortal de la que Zeus quedó prendado y
como castigo a los escarceos de este Dios, su mujer, Hera, la condenó a devorar a sus propios hijos.
Pero aquí no termina la historia, Lamia empezó a disfrutar con la labor ineludible e impuesta por la
Diosa y comenzó a alimentarse de la sangre de los niños, ya que, le dotaban de la tan ansiada
inmortalidad. Se la representa con pechos y cabeza de mujer, mientras que, el resto del cuerpo
presenta un aspecto reptiloide como si de una serpiente alada se tratase.
En Escocia encontramos a las Baobhan Sith, una suerte de hada mitad vampiro, mitad fantasma
que se alimenta de la sangre de los hombres tras haberlos agotado de cansancio.
Otros ejemplos son el Ekimu babilónico, el Kuang-shi chino, el Motetz Dam hebreo...en fin una
larga lista de tipologías tan amplia como culturas existen.
El orígen del mito.
Historiadores del folclore y antropólogos, entre otros, han pretendido desentrañar las fuertes nudos
del pasado en busca del orígen real de la creencia en estos seres del inframundo. Despúes de largos
y sesudos estudios se ha podido establecer, gracias a los relatos sobre vampiros que han llegado a
nuestros días, de una teoría que apunta a la génesis del monstruo como un factor patológico. Y me
explico, algunas enfermedades encajan sin fisuras en las descripciones sobre estos seres. Una de
estas afecciones que cuadran a la perfección sería las porfirias. Un grupo de enfermedades genéticas
que afectarían a la secuencia enzimática del grupo Hemo de la hemoglobina, responsable del
transporte del oxígeno en la sangre y causante del color rojo de ésta. La sintomatología que se
presenta es una fuerte fotosensibilidad, un crecimiento exagerado del pelo por todas las partes del
cuerpo para protegerse de la luz solar, además las encías se retraen presentando un semblante
terrorífico haciendo parecer a los dientes más largos de lo normal. La despigmentación de algunas
partes del cuerpo proporcionan al afectado un aspecto mucho más pálido y lánguido. Estos son sólo
algunos de los síntomas de este padecimiento que, como podemos observar, podrían hacer temblar
al observador. La catalepsia también propició que el mito se extendiera de forma incontrolada. Esta
dolencia era interpretada por cualquiera como un estado de muerte aparente y la víctima de este
ataque podía ser enterrada viva sin llegar a lograr mover un sólo músculo. La sorpresa venía cuando
el “muerto” se levantaba de su ataúd visiblemente aturdido o, en el peor de los casos, cuando meses
despúes se desenterraba el sarcófago observando el gesto de terror en el malogrado cadáver, así
como, la tapa de su tumba destrozada en un empeño inútil por escapar.
Entre ajos y crucifijos.
Como ya hemos observado la mitología vampírica no es, en absoluto, un fenómeno moderno, por
lo tanto, los elementos que conocemos para destruir a estos seres hacen acto de presencia mucho
más tarde a la aparición del mito, ya que, la mayoría vienen cargados de la influencia cristiana.
Materiales como el agua bendita, el crucifijo...son aportados a posteriori y como método para
implantar una religión incipiente. Sin embargo si hablamos de otros elementos como el ajo,
tendríamos que mirar mucho más atrás, ya que, existía ya un conocimiento profundo sobre las
propiedades de éste como excelente depurativo sanguíneo. Siendo asociado rápidamente a la
prevención del mal vampírico. Y por último la decapitación o la perforación del corazón también
era utilizada a la hora de enterrar a una persona de la que se sospechaba que podría convertirse en
un no-muerto e incluso, tras todas estas medidas de precaución, había quien enterraba a sus seres
queridos bocabajo para que en su empeño de salir no hiciera más que enterrarse aún más.
En fin queridos lectores, tomen las medidas de protección convenientes por si en uno de sus paseos
nocturnos se encuentran con algún Nosferatu ávido de sangre, aunque, me temo que los vampiros
que pululan en nuestra sociedad también saben disfrutar del espléndido sol canario.
Alerta Ovni 2006.
El veterano programa radiofónico El Último Peldaño presentado y dirigido por mi buen amigo
Joaquín Abenza desde Onda Regional De Murcia, ha llevado a cabo una iniciativa muy atractiva a
nivel nacional. La alerta ovni 2006, que aquí en Canarias será coordinada por el programa Crónicas
del Misterio (Gente Radio) y el punto de reunión será esta misma noche a las 21:30 en el faro de
Punta Del Hidalgo. Desde esta sección animamos a todos a acudir y a pasar una agradable noche de
Verano rodeados de todos los amigos del misterio. Nos vemos allí.